Muchos de los que fueron arrebatados por la visión de la Belleza espiritual, belleza que a decir de Platón es el reflejo de lo verdadero, quedaron cegados en sus ojos corporales.
Para Orfeo y sus Misterios, el Amor no tiene ojos porque está por encima de cualquier causa corporal.
Y según Proclo uno debe darse a la luz divina cerrando los ojos del alma.
Fuente de la imagen: Piero della Francesca, Cupido Ciego. Basílica de San Francesco, Arezzo (1452-1466)
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