lunes, 16 de diciembre de 2019

LAS ESTRELLAS DE LA NAVIDAD. Mª Ángeles Díaz

Desde el punto de vista astronómico la noche de Navidad (del 24 al 25 de Diciembre) es la más estrellada del año, o sea que aparecen mayor número de estrellas en el cielo y es también una de las noches más largas y por lo tanto donde se ve con mayor facilidad la bóveda celeste. Aunque paradójicamente la tradición popular la tenga por la más corta debido a las muchas luces y los fuegos de las antorchas que la gente acostumbraba a encender esa noche. Como es sabido muchas veces el pueblo guarda en sus costumbres el rastro de antiguos ritos sapienciales, y aunque sin comprender su significado los mantienen al menos en estado latente para el que quiera desentrañarlos.



El hecho es que en muchos lugares, como por ejemplo en Cataluña donde nos encontramos, tanto la noche del solsticio de verano (que el simbolismo cristiano equipara a San Juan Bautista), como la noche del solsticio de invierno (San Juan Evangelista), son fiestas solares y del fuego, muy celebradas.

Otro ejemplo cercano lo tenemos en el hecho de que hasta los últimos años del siglo XVIII vecinos de L'Hospitalet y Sant Just Desvern, dos pueblos cercanos a Barcelona, la Noche Buena o noche del 24 de Diciembre, los vecinos hacían un gran fuego que se veía desde todas partes; pero tal vez la más impresionante hoguera era la que se hacía en la montaña del Tagamanent (cercana al Montseny), la cual, cuentan, que se veía desde lugares alejados, como el Vallés y la Plana de Vic, o sea en un radio de 30 kilométros.  

También eran sorprendentes las hogueras que se hacían en Rial y Sort, en el Pirineo, con las que se acostumbraba a espantar las tinieblas, especialmente las mentales y de mal augurio, y que el imaginario popular convirtió en brujas.

Joan Amades, el más importante investigador y recopilador del folklore catalán, nos cuenta que era esta una noche donde los más sabios de entre los mayores contaban durante el recorrido hasta la iglesia, donde se oficiaba la Misa del Gallo, los nombres de las estrellas y sus leyendas, lo cual constituía una lección de astronomía popular, y un modo de transmitir ese conocimiento.



También nos habla este autor de un saber que se tenía sobre ciertas estrellas que sólo aparecen esta noche, como la estrella Catarí, que todos buscaban en el Cielo y que era visible hasta el 31 de Diciembre. Se trata de una estrella que no aparece en ningún otro periodo del año, la cual anuncia una buena cosecha venidera, así como una buena entrada de año. Los años en que aparecía nublado el cielo y la estrella Catarí no se veía se tomaban como un mal pronóstico.

"Catarí llama al año que ha de venir", reza la cantinela popular.




Asimismo se habla de otra estrella que aparece justamente en Noche Buena, y que permanece visible hasta el mediodía de Reyes. Se trata de una estrella pequeña pero que brilla muy intensamente tanto de noche como de día. Su nombre es Giner o Gener, de generar, porque se cree que es la estrella que engendra el año nuevo. En este sentido, cuenta también la tradición popular, cómo los ancianos solían peinar el firmamento los últimos días de diciembre para encontrar entre las estrellas a Giner, la presencia de la cual aseguraba la vida del mundo para un año más.



Aun hoy en día en distintos pueblos, tanto del Pirineo como del Mediterráneo, hemos podido constatar que hay personas que siguen mirando al cielo durante esta noche en busca de estas estrellas, las cuales, aunque salen todos los años, no siempre lo hacen en el mismo lugar. Se cuenta que parte de un ritual popular consistía en que la gente se juntaba, con teas encendidas,  y salían al bosque a encontrar estrellas, de modo que todo quedaba envuelto de puntos de luz. Finalmente con todas las antorchas se hacía un gran fuego con el que invocaban la luz. En esas noches el cielo descendía sobre la tierra. Algunos refranes recogidos por Joan Amades, evidencian claramente la popularidad que tenía este hecho astronómico entre la gente: 

- La Nit de Nadal la mes estelada de l’any. (La Noche de Navidad la más estrellada del año).
- La Nit de Nadal, la festa dels estels y la festa major del Cel. (La Noche de Navidad, la fiesta de las estrellas y la fiesta mayor del Cielo).
- La Nit de Nadal la mes serena y clara de l’any. (La Noche de Navidad la más serena y clara del año).
- El dia de Reis al migdia es veuen els estels. (El día de Reyes al medio día se ven las estrellas).
- El dia de Reis parlen els estels. (El día de Reyes hablan las estrellas).

También era una creencia popular muy extendida que con cada persona nace en el cielo una estrella, y cuando muere la persona su alma se une a ella. De ahí que algunas tradiciones populares celebren juntas las fiestas solsticiales y la de difuntos y digan que la Vía Láctea es el camino de las almas y de las estrellas. Aquí en, en ciertos lugares de Cataluña y de Mallorca, refieren una vieja leyenda que cuenta que la Vía Láctea se formó cuando el alma de Jaime I el Conquistador subió al cielo y las estrellas se unieron a él, por ello la Vía Láctea recibe el nombre de Camí del Rei en Jeume (Camino del rey Jaime).



Según otra tradición la Osa Mayor, conocida como el carro, es Caín con 7 bueyes que robó a Abel. En esta leyen subyace la idea de considerar a Caín constructor de carros y de arados, quien con su invento cambió la vida nómada del hombre, simbolizada por Abel, y dio el primer paso para la construcción de ciudades. De esa idea procede también el hecho de que los masones, en tanto que constructores, se digan descendientes de Caín. Otras creencias populares aseguran que la Osa Mayor es el carro del rey David, con el que pasea por su reino. 

Cuenta Amades algo que está muy en consonancia con esta creencia y que se mantenía en la Plana de Vic (otro pueblo catalán) donde tanto el carro grande como el pequeño se conocen como "carro de las almas", siendo en ese vehículo en el que estas se dirigen a Jerusalén guiadas por la estrella del alba.

En cuanto a las Pléyades son conocidas en muchos sitios de la montaña, con el nombre de las Siete Cabrillas, porque los pastores tienen en su ciclo, desde que salen hasta que desaparecen, la norma para conducir a sus rebaños.

Para la gente del mar estas siete estrellas, una de las cuales es Maya la madre de Hermes, son las siete hermanas. El cuento de las 7 cabritas que son comidas por el lobo, relata el hecho astronómico de estas estrellas. 

Entre los marineros catalanes la más grande de las Pléyades es conocida como Blauet (celeste), porque al ser de ese color y parece un mar, por eso dicen que es allí donde van a parar las almas de los marineros y pescadores, porque es el mar del cielo.



Otra constelación que brilla con mayor fuerza en estos días de Navidad es Orión, conocida como las tres gigantes, aunque otros la designan con el nombre de los Ojos de Dios, o los Ojos de Santa Lucía, lo cual es muy curioso teniendo en cuenta que son tres y no dos estrellas las que más brillan, aunque en realidad Orión es una constelación de 17 estrellas. 

De Orión también se cuenta que es hijo de Ariadna y Dionisio, cuya leyenda recorre el Mediterráneo, siempre asociada al amor, la alegría y el vino, una buena combustión para la vida. 


Otra constelación muy significativa es la del Cisne, conocida también por la Cruz del Cielo, Cruz del Norte o Vera Cruz. Según la tradición esa es la estrella que anunció a Cristo su destino, y de ella nace la costumbre de hacernos el signo de la cruz, para invocar sobre nosotros buenos augurios y protección.

El relato mitológico explica que esta estrella representa un cisne en pleno vuelo, tal y como sucedió cuando Zeus alzó el vuelo después de seducir a Némesis, es decir, Leda, la joven de quien se enamoró, ya que esta había tomado esa forma de ave para esconderse y conservar su virginidad. De esa unión Leda puso un huevo del que nació Helena de Troya. 

El Cisne, tiene una estrella brillante en la cabeza, otra también muy brillante en el cuello, cinco en el ala derecha, cinco más en la izquierda, una sobre el cuerpo, y la mayor de todas ellas aparece en la zona de la cola. De ahí que los árabes la llamen Deneb, "cola de cisne". En total la constelación suma un total de 14 estrellas.



Existen muchísimas leyendas que tienen como protagonistas a las estrellas y muy especialmente a Venus, conocida como Estrella del Alba cuando sale por la mañana y Estrella Vespertina, cuando es visible durante la tarde. A ella se asocia la buena fortuna cuando sale próxima al mar. En muchos lugares de nuestra cultura occidental se ha venerado y dedicado ritos y ceremonias a esta estrella y su simbólica relacionada con sus dos aspectos, uno luminoso, bello y uránico, y otro oscuro y tenebroso. El Cristianismo la asoció a María a la que llama "Estrella de la Mañana".

Se cuenta que en una época Venus dirigió el comportamiento de las jóvenes, las cuales no salían de casa cuando ella se ocultaba, de ahí que algunas tradiciones a este planeta se le conociera como "Estrella de las Doncellas".


Muchas otras son las costumbres y normas populares ligadas a la simbólica de los astros y a sus ciclos, como la costumbre de jurar por el Sol, una práctica pagana que aún pervive en los juramentos del matrimonio, los que se sellan con un anillo (de annus, año) de oro, metal solar por excelencia.

Solsticio significa "el sol se detiene". En el solsticio de invierno es cuando el astro parece que va a sucumbir, pero en realidad es cuando inicia su ascenso. Esa victoria astronómica que el Sol realiza durante el solsticio invernal, precisamente cuando aparentemente alumbra menos tiempo, es el momento de mayor condensación de energías cósmicas, pues es en ese periodo cuando consigue remontar su caída elevándose victorioso de sus propias tinieblas y naciendo de nuevo al mundo. Esa es la razón de que el calendario romano, señalando la simbólica de este hecho, situara en el día 25 de Diciembre una fiesta en honor a esa gesta solar, a la que llamó "Día del Sol Invicto" o "Sol Invencible", en conmemoración de la victoria de la luz sobre las tinieblas, una lucha ganada contra el monstruo de la oscuridad.


Una fecha, la del 25 de Diciembre, que con anterioridad había estado dedicada a Mitra, deidad de origen indio-iranio y caldeo que Roma adoptó como uno de sus principales númenes tutelares, cuyos atributos son la espada y la antorcha, símbolos asociados a la Justicia y a la Luz de la Inteligencia, y que el Cristianismo tomó como momento de celebración del nacimiento de Jesús, el Cristo, núcleo y centro de nuestro calendario. Una fiesta pagana completamente asimilada por el cristianismo con Jesús y de su nacimiento venido de arriba, y así está constatado en la lengua catalana con la palabra Nadal, es decir Nat de dalt (Nacido de lo Alto).

Tradiciones de otros lugares del Mediterráneo y de Europa en general, tienen otras costumbres que igualmente invocan a iniciar con fuerza un nuevo ciclo astral, ese es el caso de Papá Noel, Santa Claus o San Nicolás, del griego nikau y laos que significa "vencedor entre el pueblo", que evidentemente guarda esa misma relación simbólica con las fuerzas luminosas del Cosmos. De todos ellos se dice, igual que de Jano, que tienen las llaves del año nuevo. Es decir del destino.


Relata el Zohar que es en los espacios infinitos donde se encuentran las figuras y signos con los que se pueden desvelar los más profundos secretos del Cosmos y de nosotros mismos, figuras luminosas formando constelaciones y caracteres con los que el Altísimo ha creado el mundo. Mª Ángeles Díaz


*El Texto es parte de un trabajo más amplio sobre los Símbolos y Mitos de la Navidad que aún perviven en distintos lugares del mundo. Fue además una Conferencia en el desaparecido Centro de Estudios de Simbología de Barcelona, en colaboración con Francisco Ariza y publicada posteriormente por Federico González en una de las páginas que dirigía en internet: Ver Aquí  y Aquí 
Todas las imágenes de este post pertenecen al Costumari Catalá de Joan Amades.


https://www.oocities.org/es/atrivm2001/colaboraciones.html

https://www.oocities.org/es/atrivm2001/colaboraciones.html



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