Los hombres no crean a los dioses, sino que los descubren y
los interpretan, es decir, se nos revela su nombre a través de sus arquetipos o
principios inmutables, los que manifestados en todos los fenómenos naturales,
tanto físicos, anímicos y espirituales, astrales o telúricos, nos permiten
entender parte del misterio de la vida. Los mitos son, por tanto, la
explicación simbólica que los hombres dan a todo aquello que, aun siendo un
enigma, se muestra como lo más real de la existencia. Se trata de la expresión
del misterio de la Creación y del Orden y equilibrio entre los opuestos
aparentes (como lo femenino y masculino, yin y yang, simpatía y repulsión) con
que ésta se manifiesta. Sin embargo la principal enseñanza contenida en este
código simbólico se halla en el propio nombre Mito que equivale a misterio;
mito y misterio provienen de la raíz "muein" que significa callarse,
en alusión al silencio interior con que finalmente debe recibirse la iniciación
a estos códigos sagrados y a los misterios de la existencia.
Cualquier pequeña investigación nos lleva a comprobar que
todas las grandes culturas de la historia, y todos los pueblos arcaicos, han
descubierto al principio de su tiempo, a sus dioses, es decir, han percibido al
Ser Universal expresándose en la naturaleza de su entorno, en su geografía, el
paisaje, mares, ríos, fuentes, montañas, volcanes y astros, especialmente se
han fijado en el Sol y la Luna.
También los han observado en los ritmos y los períodos
celestes, en todos los fenómenos naturales y atmosféricos, así como en el
efecto que dichas energías tienen sobre el resto de seres, tanto del reino
animal, vegetal como mineral y por supuesto humano. Estas relaciones de
energías cósmicas y telúricas, productoras de cambios climáticos y rítmicos (tales
como lluvias, periodos de sequía, tormentas o la división de las estaciones del
año, etc.), y la repercusión de todo ello sobre los ciclos vegetales han
mostrado, por ejemplo, a entidades que se revelaban en dichos procesos
agrarios, constituyéndose estas revelaciones en el símbolo de la impronta con
que los dioses han signado a ese pueblo determinado al otorgarles unos
conocimientos y una Tradición cultural y con ella un ligamen con los verdaderos
misterios del Universo.
Es así que algunas leyendas relacionadas con los símbolos
agrarios constituyeron en el tiempo una enseñanza iniciática y espiritual, y el
soporte para ciertos rituales mistéricos con los que se transmitía la clave de
acceso a la Unidad del Ser a través de sus manifestaciones. En este caso la
naturaleza vegetal dado que ésta es una teofanía que muestra de una manera
clarísima que todo está indisolublemente ligado, incluida la vida y la muerte o
la muerte y la resurrección.
Nota:
Este escrito es un fragmento del artículo "En Pos de
Deméter", con el que colaboré en el número 27-28 de la Revista Symbolos
dedicado a destacar el papel femenino del Ser Universal. Puede leerse completo
en "Temas de la revista Symbolos".
https://www.2enero.com/textos/s27demeter1.htm
Imagen: Pintura histórica de un ritual de primavera,
Lawrence Alma-Tadema,1836–1912 (fragmento).